La buena gente se conoce muchas veces por casualidad, la bellas personas están a nuestro alrededor, pero hay veces que no las descubrimos.
En este caso hemos tenido la suerte de cruzarnos con una pareja de esas con las que empatizas rápidamente, no porque sean de El Ejido, mi pueblo, sino porque son estupendos. De esas personas que te sacan un comentario del nivel «son tan normales, súper buena gente», y no es que queramos hacer la pelota a nuestros clientes, es que ya son también nuestros amigos.
Dicho esto, podríamos resumir el día de la boda de Carmen y Jose como una fiesta llena de alegría. Desde los primeros momentos en casa de Carmen, la familia, el ambiente, el buen humor… son ingredientes que hacen nuestro trabajo más fácil y agradable.
Cuando llegamos a la Iglesia, Jose estaba como un flan, las cosas como son y como anécdota, uno de los niños perdió un anillo justo en la puerta de la iglesia, se le calló del cojín que llevaba. Pero nada que no se resolviera en 2 minutos, hubo una batida en la puerta de la iglesia y ¡bingo! (de esto, quizá se esté enterando Carmen ahora mismo). En la ceremonia… se nos fue de las manos, amigos leyendo discursos emotivos y mucha alegría contenida, pero estuvimos rápidos para que no se nos escapara nada.
Después de la ceremonia fuimos al Parque de Balerma para recrear una foto de los padres de Carmen cuando se casaron, encontramos la palmera y marchando a la celebración porque ahí esperaban sus amigos y familiares. Unos invitados que no pararon en toda la noche de juegos, regalos, risas y sorpresas. Era el cumpleaños de Jose y Carmen le regaló unas versioncillas de U2, que dio un toque muy personal a la comida. En cuanto abrieron el baile, la gente invadió la pista y hasta aquí puedo leer…
Veremos a ver qué nos depara el día del postboda… nuestros amigos ya nos han demostrado que están dispuestos a todo!!
Felicidades, pareja!!